miércoles, 30 de noviembre de 2011

Nuestro SOL: el ALMA de los LATINOS.


★Nuestra identidad individual y nuestra identidad colectiva.

Como seres individuales que somos poseemos una riqueza y un valor indescriptibles por formar parte de la realidad que constituye al mundo y por interactuar en él pudiendo influirlo y ser también influenciados por nuestro entorno.

Además de la riqueza intrínseca de un ser existente en el mundo, poseemos otra riqueza que quizá sea mayor por ser más trascendental y abarcativa: la riqueza colectiva.

No nos referimos a la riqueza económica que produce y posee una sociedad, o un grupo de personas o un país, etc. sino a la riqueza cultural de un pueblo, la cual es el producto de una sucesión de hechos culturales e históricos que, en el transcurrir de su desarrollo, superponiéndose o yuxtaponiéndose a los hechos que los preceden, van diseñando y definiendo las características de identidad de una comunidad de personas.

Podemos trazar innumerables líneas y sinuosos caminos que se van extendiendo por toda la superficie del globo terrestre, e inclusive por el espacio, y en todas direcciones, al referirnos a las cadenas de hechos históricos y culturales que imprimieron y cincelaron los rasgos generales de una región en particular, o del cosmos humano en general.

Una concatenación de procesos históricos y culturales cuyo origen se remonta a más de tres mil años, y que se ha ido desarrollando desde ese entonces hasta el día de hoy, tejió un inmenso y complejo conjunto cultural que abarca una importante porción del mundo. Esa comunidad a la que especialmente nos referimos aquí puede ser denominada "latinidad" o "latinidades".

La latinidad se refiere al conjunto de todo lo latino y todos los latinos del mundo, y hablamos de latinidades porque a su vez la latinidad incluye distintas subdivisiones cronológicas, geográficas, étnicas y demográficas, debido a que a lo largo de su historia la latinidad fue expandiéndose por cada vez más amplias y lejanas regiones del mundo, partiendo desde su núcleo original y ha ido ramificándose y adquiriendo rasgos particulares producto del contacto con otras culturas. Por eso hablamos de distintas latinidades, dependiendo de la etapa histórica y la región geográfica a la que nos referimos, pero ellas están incluidas bajo el arco de una sola latinidad general y global.

Millones de personas en el mundo actual están incluidas dentro de esa latinidad general y global, que no es homogénea sino que es claramente multifacética y compleja en su diversidad de matices.

Al remontarnos hasta los orígenes más remotos de la latinidad, debemos indefectiblemente ubicarnos en la antigua Civilización Griega, la más antigua y la más desarrollada de Europa. Es que, si bien los antiguos griegos no fueron latinos, éstos sí fueron profundamente influídos por el arte, la lengua, las ciencias, por toda la cultura en fin, de los helenos.
Los griegos fundaron numerosas colonias en el Sur de la península Itálica y en Sicilia (Magna Grecia), las cuales introdujeron la cultura de su patria en la región donde, entre otros pueblos, habitaron los antiguos latinos, en el Centro de Italia.





★Antigua Grecia:
Los primeros habitantes de la región actualmente habitada por los griegos fueron pueblos prehelénicos, al parecer autóctonos, conocidos como pelasgos, carios y lélegos. En las islas del Mar Egeo (islas Cícladas) se desarrolló la civilización Egea, la más antigua de Europa.
Alrededor de los 2.000-1.500 años a.C. llegan desde el Norte (actual península de los Balcanes) los primeros pueblos indoeuropeos. De este origen eran los aqueos, los primeros antepasados de los griegos, influidos enormemente por la civilización Minoica o Cretense (conformando la civilización Creto-Micénica en el Peloponeso Oriental).
Indoeuropeos también eran los dorios, pueblo que invade la Hélade alrededor del siglo XII a.C. provocando el avance griego sobre las islas egeas y Asia Menor (en este contexto pudo haberse provocado la mítica Guerra de Troya, debido a la necesidad de los griegos de abrir el paso por los estrechos del Helesponto y del Bósforo, hacia el Mar Negro (el Ponto Euxino).
Hacia el siglo VIII comienza la segunda fase de expansión colonial helénica, sobre Anatolia (Asia Menor), el Norte de África, y el Sur de Italia y la isla de Sicilia (la Magna Grecia).
Comienza el desarrollo de las "polis", las ciudades-estado griegas, entre las cuales se van a destacar Atenas y Esparta. Ambas, de características culturales muy diferentes (cuna de la democracia la primera, militar y dictatorial la segunda), rivalizaron por ser la más poderosa de la Hélade, pero desde finales del siglo VI comenzó a sentirse la amenaza extrangera que obligó la unión de las distintas polis ante el avance de un enemigo común: el Imperio Persa Aqueménida.
Los griegos y los persas se enfrentaron en las llamadas Guerras Médicas, donde terminaron triunfando los primeros, aunque siguió existiendo el peligro del imperialismo persa.
Se desarrolla el siglo V, la época de oro de la Antigua Civilización Griega. La principal ciudad-estado helénica, Atenas, gobernada por Pericles, se convirtió en el centro del mundo griego, donde florecen las artes y las ciencias como nunca antes en el mundo antiguo.
La rivalidad entre Atenas y Esparta lleva a ambas polis a enfrentrse en la Guerra del Peloponeso (431 a.C.), que concluye con la capitulación de la primera (401). Tras ello, comienza una etapa de deterioro de las polis helénicas.


A mediados del siguiente siglo, irrumpe en la historia el reino de Macedonia, goberndo por el rey Filipo II, quien se propone dominar toda Grecia (lo que logra casi totalmente) y derrotar definitivamente a los persas. Pero es asesinado repentinamente y es sucedido en el trono por su joven hijo Alejandro.
Alejandro Magno continúa la política de hegemonía macedonia sobre el resto de Grecia y se lanza a la realizción del temerario proyecto frustrado de su padre: enfrenta a los persas en diversas batallas, hasta conquistar el vasto Imperio Persa. Dicho imperio pasa a ser el Imperio Alejandrino, que llegó a extenderse hasta el Norte de la India. Alejandro fundó numerosas ciudades, como Alejandría, (la más famosa de las llamadas así por su fundador) en el Norte de Egipto.
Comienza así el período Helenístico, durante el cual la cultura griega se difunde por gran parte del mundo antiguo.
Tras la muerte de Alejandro (323 a.C.), el imperio es repartido entre los Diádocos, los generales del ejército macedónico, quienes fundan distintos reinos, llamados "helenísticos".
Dichos reinos, atravesando diversas visicitudes se desrrollarían hasta la expansión imperialista de Roma (comenzada hacia fines del siglo III a.C.).

Mapa de Grecia, al sureste de Europa.

El Partenón de Atenas, templo dedicado a la diosa Ateneas.


Las Cariátides, estatuas femeninas que cumplen la función de columnas, en el Erecteón (Partenón de Atenas).



Ruinas de Delfos, ciudad donde se encontraba el Oráculo de Apolo.

El teatro de Epidauro, ciudad de la Argólida, península del Este del Peloponeso.

★Personajes destacados de la historia de la Antigua Grecia.

Pericles, estadista ateniense (siglo V a.C.).  Su gobierno es considerado como la época de oro de la Grecia Clásica..

El filósofo Platón.

Alejandro Magno, en un mosaico romano.

Moneda de Alejandro Magno.

Una de las más bellas y más representativas de las creaciones artísticas de la Antigua Grecia son las esculturas. Representan  personajes históricos, legendarios y mitológicos,

La Victoria (Niké) de Samotracia.

Escultura griega que representa a Orestes y Electra, los hijos del rey Agamenón.

El Apoxiomeno, escultura de un atleta (copia romana de un original de Lisipo).

La mitología griega es una de las más famosas y más ricas del mundo. Sus relatos y personajes son dioses, héroes, seres fabulosos o simples mortales que viven acontecimientos fntásticos, épicos o episodios propios de la condición humana.
Uno de los relatos mitológicos griegos, y quizá el más importante y trascendental, es el de la Guerra de Troya, conflicto bélico que enfrentó a los invasores procedentes de la Hélade, los griegos, con los defensores de la ciudad sitiada, los troyanos.
Mapa que muestra a los participantes de la Guerra de Troya, tanto griegos como troyanos, cuyos nombres aparecen en el punto geográfico de donde procedía cada uno. A la izquierda, la Hélade (Grecia), y  la derecha Asia, donde se encontraba Troya.

La mitología y la religión de la Antigua Grecia nos presenta un amplio panteón de divinidades que representaban diferentes elementos de la Naturaleza y diferentes esferas de la vida y la cultura de los griegos. Los dioses eran generalmente antropomórficos, eternamente jóvenes y bellos, aunque los había otros de aspecto mixto (mezcla de características humanas y animales) o zoomórfico.
El Panteón helénico estaba liderado por Zeus, quien estaba acompañado por una extensa galería de dioses y diosas de diferentes rangos y esferas de influencia.

El diós Zeus.
La diosa Atenea.
El diós Apolo.
La diosa Ártemis.
Las nueve Musas.

Entre la numerosa cantidad de dioses griegos, dos principalmente influyeron y fueron decisivos en los orígenes mítico-legendarios de los latinos y los romanos: la diosa Afrodita (llamada Venus por los romanos) y el dios Ares (llamado Marte por los romanos).
Es que la conexión entre la Antigua Civilización Griega y el origen de los antiguos latinos ( y por ende, de los romanos) no se limita a hechos estrictamente históricos, sino que en el campo de la mitología también los griegos transformaron y diseñaron los orígenes mitlógicos y legendarios de los latinos.
Según la mitología griega, la diosa Afrodita (Venus) tuvo un hijo con un pstor troyano llamado Anquises: Eneas, quien combatió a los griegos en la Guerra de Troya, y tras la destrucción de la ciudad por los invasores, escapó juntoa su familia y otros troyanos rumbo incierto.
El destino lo llevó a las costas de Italia, donde se casó con Lavinia,la hija de Latino, rey del Latium (reino del centro de Italia). Esta pareja sería la fundadora de la estirpe real de los romanos, quienes, de este modo, tenían a la mismísima diosa Afrodita/Venus como su ancestro más antiguo y más ilustre.

La diosa griega Afrodita, llamada Venus por los romanos.

La diosa Afrodita tenía como amante y enamorado al dios de la guerra Ares, llamado Marte por los romanos, con quien fue madre de Eros, llamado Cupido o Amor por los romanos, el dios alado del amor y el deseo sexual.
El dios Ares/Marte  no sólo de este modo está ligado a los orígenes de los romanos, sino también por haber fecundado a una princesa latina, Rea Silvia, descendiente luego de varias generaciones, de Eneas y Lavinia.
De esta unión nacieron los gemelos Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.
La magnánima ciudad latina fue fundada en el año 753 antes de la Era Cristiana, puntualmente por Rómulo, su primer rey e hijo del diós Marte.

Cabeza de una escultura romana del diós Marte (el Ares griego).

Marte/Ares, diós de la guerra.

Ares (Marte) y Afrodita (Venus), con su hijo Eros (Cupido), en un fresco de la ciudad de Pompeya.

★Orígenes mitológicos de Roma:
Según la leyenda que los romanos sostenían acerca de sus orígenes más remotos, tras la derrota de los troyanos ante los griegos (alrededor del siglo XII a.C.), Eneas, (hijo de la diosa Afrodita y del mortal Anquises) que había combatido en defensa de la ciudad, huye con su familia y otros troyanos en busca de un nuevo lugar donde habitar. Las revelaciones de los dioses le indicaron que debía navegar hacia Italia, donde debía fundar una nueva ciudad.
Tras una verdadera odisea (como la de su rival Odiseo/Ulises), logra arribar a la desembocadura del río Tíber, en el centro de Italia. Allí se emplazaba el Latium (Lacio), el reino de Latino, cuya hija Lavinia se convertiría en la esposa del troyano fugitivo, fundando así la estirpe real de Alba Longa, primero (el hijo que Eneas llevó consigo desde Troya, Ascanio, sería el primer rey de esta ciudad), y de Roma, varios siglos después.
Pero el establecimiento de los troyanos en el Latium no sería pacífico, sino que antes deberían luchar contra un ejército de latinos comandados por Turno, pretendiente de la princesa Lavinia, en contra de la voluntad del rey Latino, que había recibido oráculos divinos acerca de la llegada de un extranjero con quien se debía casar su hija.
Finalmente se cumplen los vaticinios y Eneas derrota y mata a su rival, para convertirse en el futuro sucesor del rey.
Esta leyenda es narrada con gran riqueza de detalles y gran belleza poética en la Eneida, poema épico romano escrito por Virgilio, por encargo del emperador Augusto, en el siglo I a.C.


Mosaico romano que representa una escena de la leyenda de Eneas. Los troyanos llegan a Cartago, ciudad del Norte de África gobernada por la reina Dido, quien se enamora de Eneas, a quien intenta retener, sin éxito.

Eneas herido en la guerra contra los latinos.

Texto en latín del libro I de la Eneida.
Ya en la Eneida, el gran poema épico romano, se narraban someramente episodios muy posteriores al establecimiento del troyano Eneas en el reino latino. La leyenda de la fundación de Roma dice que luego de varias generaciones el rey Numitor rey de Alba Longa (ciudad fundada en el Latium por Eneas y su hijo Ascanio), de la estirpe de Eneas y Lavinia, es depuesto por su hermno Amulio, quien para asegurar su trono, mata a los hijos del legítimo rey y convierte a la hija en una vestal, sacerdotisa del culto de Vesta, por lo cual debía permanecer indefectiblemente virgen, asegurando así la imposibilidd de engedrar un futuro heredero al trono albano.

Pero el Destino dispone las cosas de otro modo, y la princesa Rea Silvia es visitada mientras dormía por el diós Marte (diós de la guerra, equivalente al Ares griego), tras lo cual queda embrazada.
Sabiendo del peligro que corre debido a su estado, cuando nacen sus hijos, dos gemelos, intenta deshacerse de ellos, pero los bebés se salvan de morir gracias a los cuidados de una loba (Luperca) que los alimenta.
Cuando crecen, los hermanos se proponen recuperar su reino, y tras ello se enfrentan entre sí. Rómulo mata a su hermano Remo y se convierte así en el fundador y primer rey de la ciudad de Roma, en el año 753 a.C.
Esta leyenda es narrada también por el historiador romano Tito Livio, en su obra "Ab Urbe Condita Libri" (Historia de Roma).
De este modo, los reyes romanos son descendientes de los dioses: de la diosa Afrodita, madre de Eneas, y del diós Marte, padre de Rómulo y Remo.

Rea Silvia, hija del depuesto rey Numitor y convertida por el usurpador del trono, su tío Amulio, en sacerdotisa del culto a Vesta, es visitada por el diós Marte, de quien queda embarazada para ser madre de los gemelos Rómulo y Remo.

Al pie de este relieve puede observrse a la loba Luperca amamantando a los pequeños Rómulo y Remo, futuros fundadores de la ciudad de Roma.

La Tríada Capitolina estaba compuesta por los dioses romanos Júpiter, Juno (su esposa) y Minerva (hija del primero).


★Historia de la Antigua Roma:
Dejando de lado las leyendas, los primeros latinos del mundo fueron un pueblo del centro occidental de la Italia antigua, constreñidos a esa pequeña región enclavada entre las de otros pueblos diferentes, pero producto de la progresiva expansión imperial de los latinos se desarrolló durante varios siglos un proceso de "latinización" de los vecinos circundantes y de pueblos muy alejados del centro latino original.
Ese proceso comenzó hace más de 500 años antes de la Era cristiana a través de la expansión imperial de una ciudad latina, Roma, que logró extender esa latinización en diferentes etapas de su historia: la primera etapa fue la de la Monarquía Romana, la segunda la de la República Romana y la tercera y última la del Imperio Romano.
 Dicha expansión llegó a abarcar medio continente europeo, toda la región mediterránea de África (incluyendo el valle del rio Nilo) y el cercano Oriente asiático.


★Los etruscos:
Los antiguos latinos habitaban la región occidental del centro de Italia. Hacia el Norte, en un región delimitada por los ríos Tíber y Arno, se encontraba Etruria, el país de los etruscos. Dicha región corresponde a la actual Toscana a la cual los etruscos dieron su nombre. Eran llamados Τυρσηνοί, tyrsenoi, o Τυρρηνοί, tyrrhenoi, por los griegos y tusci, o luego etrusci, por los romanos; ellos se denominaban a sí mismos rasena o rašna. Su origen puede ser anatolio (Asia Menor), y remontarse a alrededor del siglo XIII a.C., cuando emigraron hacia Italia.
Su historia comienza en el siglo VIII a.C. Antes de ese siglo, sobre esa región se sesarrolló la cultura de Vilanova, que parece ser la base de la civilización etrusca.
Desde la Toscana se extendieron por el sur hacia el Lacio y la parte septentrional de la Campania, en donde chocaron con las colonias griegas; hacia el norte de la península itálica ocuparon la zona alrededor del valle del río Po, en la actual región de Lombardía.


Su período de esplendor fue durante el siglo VI a.C. Llegaron a ser una gran potencia naval en el Mediterráneo Occidental, lo cual les permitió establecer factorías en Cerdeña y Córcega. Sin embargo, hacia el siglo V a. C. comenzó a deteriorarse fuertemente su poderío, en gran medida al tener que afrontar casi al mismo tiempo las invasiones de los celtas y los ataques de griegos y cartagineses. Su derrota definitiva, por los romanos, se vio facilitada por tales enfrentamientos y por el hecho de que los etruscos nunca formaron un estado sólidamente unificado sino una especie de débil confederación de ciudades de mediano tamaño (según la tracición, doce fueron las ciudades etruscas).
Hacia el 40 a. C., Etruria (nombre del país de los etruscos) perdió su independencia y se convirtió en una provincia del Imperio Romano.
En cierto modo predecesora de Roma y heredera del mundo helénico, su cultura (fueron destacadísimos orfebres, así como innovadores constructores navales) y sus técnicas militares superiores hicieron de este pueblo el dueño del norte y centro de la Península Itálica desde el siglo VIII a. C. hasta la llegada de Roma.
Influyeron enormemente en los orígenes de Roma, y de los siete reyes de la Monarquía Romana, el quinto (Tarquino el Viejo) y el séptimo y último (el impopular Tarquino el Joven, también llamado "el Soberbio"), eran etruscos. Se cree que también pudo serlo el sexto rey, Servio Tulio.

Diós Marte de Todi. Bronce etrusco.

La Quimera de Arezzo, bronce etrusco.

Sucede al rey Rómulo, Numa Pompilio, y, tras éste, Roma es gobernada por los siguientes reyes: Tulio Hostilio, Anco Marcio, (estos tres primeros de origen latino), Tarquino el Viejo (etrusco), Servio Tulio y Tarquino El Soberbio (etrusco), este último es depuesto por una rebelión que desemboca en la instauración de La República Romana, en el año 509 a.C, cuyo legendario fundador es Lucio Junio Bruto.

Lucio Junio Bruto fundó la República Romana en 509 a.C.
 La República Romana es fundada en el año 509 a.C. poniendo fin a la época monárquica, y se desarrolla democratizando gradualmente sus instituciones, como consecuencia de reivindicaciones populares, al mismo tiempo que se va expandiendo territorialmente, conquistando toda Italia primero, y las islas que rodean al Mar Tirreno (frente a las costas occidentales italianas), después.
La conquista de estas islas es lograda con muchos esfuerzos, guerreando contra Cartago, poderosa ciudad del Norte de África y por entonces principal rival de Roma por el dominio del Mediterráneo.
Las Guerras Púnicas entre Cartago y Roma (siglos III y II a.C.) concluyen con la destrucción de la ciudad africana, tras lo cual Roma se convierte en la dueña absoluta del "Mare Nostrum" (Mar Mediterráneo).
La República de Roma se convierte así en un imperio que conquista grandes regiones en Europa (Hispania, Galia, Grecia), en África (toda la costa mediterránea y posteriormente Egipto) y Asia (Anatolia, Siria, Judea, Mesopotamia).

★El Imperio Romano:
Pero la época imperial propiamente dicha comienza tras la guerra civil que concluye con la muerte del Julio César (44 a.C.), autor de la mayoría de las grndes conquistas militares y territoriales de La República Romana. Tras el asesinato de César en el senado, su heredero Octavio debe enfrentarse a un enemigo interno, Marco Antonio, aliado con la reina egipcia Cleopatra, a quienes derrota en la Batalla de Actium (31 a.C.), tras lo cual se erige como único amo de Roma, dando comienzo así al período del Imperio Romano (desde 27 a.C.). La época de Augusto es considerada la edad dorada del Imperio Romano y de la Antigua Civilización Romana en general.



Las siglas "S P Q R" que figuran en el estandarte romano, son las de la frase latina "SENATVS POPVLVS QVE ROMANVS" ("El Senado y el Pueblo Romano").
El Imperio Romano durante la época de su máxima expansión, bajo el reinado del emperador Trajano.

Escultura de Julio César.

Julio César, escribió los "Comentarios" donde narra la Guerra Civil y la conquista de la Galia.

Cicerón, político y orador romano, de los últimos años de la República Romana.

El emperador Augusto.

Augusto: el primer emperador de Roma.
En los costados de la coraza que lleva el emperador Augusto, bajo las axilas y sobre las costillas, se representan como dos mujeres las provincias de Hispania (izquierda) y Galia (derecha), conquistadas y pacificadas por Roma.

Relieve que representa a la diosa Tellus o Terra Mater,la Madre Tierra, en el Ara Pacis Augustae (el Altar de la Paz Augusta).

El Panteón, templo dedicado al culto de todas las divinidades de Roma, construido por Marco Vipsanio Agripa, durante el reinado de Augusto. Tras ser prcialmente destruido, fue luego reinaugurado por Adriano.

El Forum Romano, donde se destacan las ruinas del templo de Saturno.

Durante el período que inauguró el reinado de Augusto, época de gran florecimiento artístico y literario, nacieron las obras de los poetas Virgilio y Horacio, del historiador Tito Livio, etc. y tras ellos, surgieron otras figuras destacadas como el filósofo Séneca, su sobrino el poeta Lucano, etc.

El filósofo de origen hispano, Séneca.

Augusto inaugura una era donde bajo la aparente vigencia de las instituciones republicanas, se escondía el poder centralizado en las manos del Emperador: es la era conocida como "Principado", durante la cual desfilaron tanto grandes emperadores, memorables por sus conquistas y avances para el pueblo romano, como personajes tristemente célebres por su tiránico ejercicio del gobierno o que detentaron el poder del imperio bajo un estado mental alterado y que por ende, actuaron según su condición.
Entre el primer grupo se destacaron durante los dos primeros siglos posteriores a Augusto, emperadores como Vespasiano, su hijo y sucesor Tito (dinastía Flavia), Trajano (durante su reinado el Imperio alcanzó su máxima expansión), Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio (todos de la dinastia de los Antoninos), Septimio Severo, Caracalla, Alejandro Severo (todos ellos de la dinastía de los Severos).
Dentro del grupo de los emperadores más bien famosos por sus defectos y mala gestión cabe subrayar durante los dos primeros siglos del Imperio a: Calígula, Nerón (dinastía Julio-Claudiana), Cómodo ( último de la dinastía de los Antoninos), Heliogábalo (dinastía de los Severos).

El emperador Vespasiano, quien inició la construcción del Colosseum (el Coliseo Romano).

El Coliseo Romano, comenzado a construir por el emperador Vespasiano, e inaugurado por su hijo y sucesor, Tito.

La catastrófica erupción del volcán Vesuvio (ubicado en la bahía de Neápolis, actual Nápoles), en el año 79 d.C., sepultó bajo las cenizas y las piedras volcánicas tres ciudades italianas de la región de Campania: Pompeya, Herculano y Stabiae.
El trágico hecho, ocurrido bajo el reinado del Emperador Tito, conmovió enormemente al pueblo romano.
En la Edad Contemporánea, investigaciones arqueológicas descubrieron las ruinas de esas ciudades excelentemente conservadas gracias a haber sido cubiertas bajo gruesas capas de piedras y polvo volcánicos.
 Aquellas antiguas ciudades se convirtieron así en las mejor conservadas de la Antigüedad, debido a que sobrevivieron ocultas bajo la superficie del suelo y a lo largo de los siglos numerosas obras urbanas, estructuras edilicias, todo tipo de objetos de uso diario, obras artísticas como frescos, pinturas, mosaicos, esculturas, etc. y hasta cuerpos de personas y animales envueltos en una mezcla de cenizas y tierra solidificadas por los siglos.


El emperador Trajano.

Base de la Columna de Trajano, que representa la conquista de la Dacia (actual Rumania) por el emperador Trajano.

El emperador Adriano.

El Imperio Romano en el año 125, en plena época del reinado de Adriano.


La Apoteosis: Base de la Columna de Antonino Pio, emperador que se encuentra representdo aquí junto a su esposa Faustina, ambos como la pareja real divina Zeus (Júpiter) y Hera (Juno). Bajo ellos, el "Saeculum Aureus" joven alado que representa la Edad Dorada. Abajo, a la izquierda, representación de la Diosa Roma, y a la derecha, representación del Campo de Marte, con el Gnomon de Augusto, el obelisco egipcio.

Estatua ecuestre del emperador Mrco Aurelio.

El Arco de Septimio Severo, emperador de principios del siglo III d.C.

El siglo III experimenta el paso de una época de prosperidad y grandes conquistas militares, a la necesidad de proteger las fronteras de las incurciones de los bárbaros del Norte (germanos) y del Este (persas) y a una profunda crisis económica (inflación).
Durante este período desfiló vertiginosamente una larga serie de emperadores elegidos e impuetos por los soldados, quienes muchas veces eran los mismos que los asesinaban para reemplazarlos por un nuevo elegido.

Relieve del siglo I d.C. que muestra a soldados de la Guardia Pretoriana, los cuales adquirieron una influencia y poder decisivos durante el turbulento y crítico siglo III d.C.

Sarcófago Grande Ludovisi, del siglo III, donde se representa una batalla entre romanos y germanos. La figura principal parece ser Hostiliano (quien gobernó en 251), hijo del emperador Decio, y asociado al poder por el emperador Treboniano Galo.

Sumado a esto, en algunas partes del Imperio, surgieron Estados independientes, aunque de corta duración, como en la Galia (Imperio Galo) y Asia (Reino de Palmira).

El Imperio Romano en el año 271 d.C.
Bajorelieve rupestre persa del siglo III encontrado en Shiraz, Irán, donde se representa al vencido Emperador Valeriano (que gobernó desde 253 hasta 260) ante el Emperador persa Sapor I (Shapur I). Se considera que la figura arrodillada representa a FIilipo el Árabe (emperador romano que gobernó del año 244 al 249).

Hacia fines de ese siglo tomaron las riendas del Imperio algunos emperdores que lograron retornar parcialmente a una situación más próspera y tranquila. Se trata de los emperadores de la llamada Dinastía Iliria: Claudio II el Gótico, quien intentó reunificar el imperio reincorporando los territorios del "Imperio Galo" y el Reino de Palmira, lo cual fue realizado por su sucesor Aureliano. También pertenecieron a dicha dinastía los emperadores : Tácito, Probo y Caro.
El emperador Diocleciano instauró el sistema de gobierno llamado "Tetrarquía", con la intención de defender mejor los territorios del dilatado imperio y, sobre todo, las ricas provincias orientales amenazadas por los persas.
Dicho sistema consistía en un emperador, con categoría de "Augusto" para la parte Oriental del imperio (Dioclciano), acompañado por un co-emperador con la categoría de "César" (Galerio) y otro "Augusto" para la parte Occidental (Maximiano) acompañado por un "César" (Constancio Cloro).


Los cuatro emperadores de la Tetrarquía.

Tras estos cuatro emperadores, a comienzos del siglo IV surge la figura de Constantino I el Grande (hijo del "César" de Occidente, Constancio Cloro), quien decide concentrar todo el poder en sus manos, y realiza dos grandes hechos que transformaron la historia del Imperio: primero, se convierte al cristianismo y comienza a apoyar la difusión de esta nueva religión, con la intención de darle cohesión al imperio, y segundo, funda la ciudad de Constantinopla, en el estrecho del Bósforo (entre Europa y Asia), trasladando el centro del poder a esta "nueva Roma", que comenzaría a rivalizar con la antigua e histórica capital imperial.
Tanto la instauración de la Tetrarquía como las decisiones de Constantino eran producto de dos hechos en especial: las diferencias culturales entre las partes Occidental y Oriental del Imperio, más latina la primera mientras que más griega la segunda, y la mayor importancia económica de las provincias orientales, que se veían amenazadas por los "bárbaros" asiáticos.

El emperador Constantino I el Grande.
 Hacia finales del siglo IV, el emperador Juliano "el Apóstata" (apodado así por haberse convertido al cristianismo primero, para renunciar a esa religión después), quien reinó de 361 a 363, intentaría en vano reinstaurar el antiguo culto a los dioses grecorromanos, amenazado por el avance de la fe de Cristo.
Finalmente se cristalizan el triunfo del cristianismo y la división del imperio bajo el reinado de Teodosio I el Grande, quien declara en 380 religión oficial del Imperio a la fe de Cristo y a su muerte (395), divide el imperio dejándole la parte Occidental (cuya capital era Roma) a su hijo Honorio, y la parte Oriental (cuya capital era Constantinopla) a su otro hijo Arcadio.
De este modo el Imperio de Roma se ve reducido a la mitad, y surge el Imperio Romano de Oriente, conocido luego como "Imperio Bizantino".

Disco de plata hallado en España que representa al emperador Teodosio I, junto a  Valentiniano II y su hijo Arcadio.


Comienza el siglo V, el último en la historia del Estado regido por Roma, durante el cual los bárbaros se lanzan exitosamente a la conquista y ocupación de territorios romanos, proceso que culmina con la deposición del último emperador, Rómulo Augusto (llamado Augústulo) por la invasión de los hérulos (pueblo germánico) en el año 476.
Finaliza así la historia del Imperio Romano, de la antigua Roma, de la antigua Grecia y de la Edad Antigua en general, porque a partir ese año 476, comienza en la historia europea la Edad Media, durante la cual surgen nuevos Estados, los reinos medievales, sobre los territorios que habían pertenecido a los imperios de Roma y Constantinopla.




★La Edad Media: Los reinos herederos de Roma.
Posteriormente, tras la caída del Imperio Romano comienza la Edad Media, durante la cual aún continuó la latinización producto del arraigo de la cultura romana o latina en diferentes regiones que habían formado parte del imperio, y donde los nuevos estados que surgieron conservaron el legado romano a pesar del surgimiento o renacimiento de elementos de culturas no latinas locales o de las foráneas que llegaron a través de migraciones o invasiones.





★Iberia, luego llamada Hispania (actualmente España y Portugal):

Iberia y la mitología griega:
Los datos más antiguos referentes a la Península Ibérica (actuales estados de España y Portugal), se mezclan con los relatos fantásticos de la mitología griega y se remontan a más de 1.200 años a.C.: se cree que allí vivían las tres Gorgonas, la más conocida de las cuales fue Medusa,  joven sacerdotisa del templo de Atenea amada por Poseidón, luego convertida en un horrible monstruo por Atenea como castigo por ese acto. El héroe griego Perseo la decapitó y de la sangre que brotó de su herida nacieron el caballo alado Pegaso y el guerrero portador de una espada dorada llamado Crisaor, considerado por algunos relatos antiguos, (como el de Diodoro de Sicilia en su "Bibliotheca Histórica"), como un rey de Iberia entera).

Éste fue padre de Gerión, rey de triple cuerpo, poseedor de un rebaño de bueyes maravillosos de color rojizo. Habitaba en Gadeira (actual Cádiz), y se lo considera rey de Tartessos (legendario país del sur de Iberia del que hablaremos en unas líneas más abajo). Hércules lo mató y le robó sus bueyes, en cumplimiento del décimo de los "doce trabajos" impuestos por el rey Euristeo de Tirinto.

Una leyenda antigua sostiene que Hércules tuvo en Iberia un hijo llamado Hispalo (posible origen del nombre "Hispalis", nombre antiguo de la actual Sevilla, ciudad cuya fundación se atribuye a Hércules), quien a su vez fue padre de Hispano, héroe epónimo de Hispania.

El héroe griego Heracles (llamado Hércules por los romanos) combatiendo a Gerión.
 El siguiente de esos doce trabajos, el decimo primero, consistió en llegar al Jardín de las Hespérides, lugar maravilloso donde tres ninfas (o cuatro, según las diferentes versiones), hijas de la diosa Nyx y del titán Atlas, custodiaban unos árboles sagrados que daban manzanas de oro que otorgaban la inmortalidad. Dicho árbol también estaba custodiado por un enorme dragón de cien cabezas llamado Ladón. Este jardín se conjetura estaba ubicado en las Islas Canarias, debido a que el relato más antiguo acerca de él que está en la Teogonía, obra de Hesíodo (siglo VIII a.C.), lo ubica "más allá del Océano" y dado que en dicho archipiélago se encuentra la
especie de árboles "dracaena draco" (comúnmente llamados "árbol drago"), cuyas múltiples ramas se asemejan al cuello de un dragón, que además segrega una savia de color rojo
(sangre de dragón) y que da frutos de color anaranjado (las manzanas de oro).

Mientras que la Gorgona Medusa y su nieto Geríón son seres negativos asociados a la oscuridad y la muerte, el jardín de las Hespérides parece ser un paraíso terrenal; a continuación analizamos someramente este carácter ambivalente del extremo occidental del mundo según la cosmovisión de la mitología griega:
En la Edad Oscura y el Período Arcaico de la Antigua Grecia, el extremo Occidental del mundo por donde descendía el Sol tras su recorrido diario a través del cielo, era un área desconocida y nebulosa, explorada sólo por los fenicios y aún inexplorada por los griegos. Por estar así asociada a la noche, se lo asociaba a la muerte, y por este motivo, los griegos ubicaban allí el destino de las almas de los muertos: el Más Allá.
El mundo de los muertos en la mitología griega era llamado "Hades", donde reinaba el diós homónimo, hermano de Zeus. Pero dependiendo de la época dentro del desarrollo temporal de la mitología y su cosmovisión, el Inframundo se subdividía en distintas partes, destinadas cada una a las almas de los muertos según sus caracterísiticas: las almas de los justos y virtuosos descansarían en un lugar luminoso y feliz y no en el mundo lúgubre y triste destinado a los "pecadores", aunque parece que en un principio, el "Hades" albergaba por igual a todas las almas de los muertos.
Según la Ilíada de Homero (aprox. siglo IX .a C.), hacia Occidente, en los confines de la Tierra y más abajo del Hades se hallaba el "Tártaro", lugar subterráneo donde habían sido confinados el dios Cronos (Saturno) y sus hermanos los Titanes como castigo tras la batalla entre éstos y los Olímpicos encabezados por Zeus (ver Ilíada, canto VIII versos 478-481).
En el otro gran poema épico de Homero, la Odisea, se cuenta que el héroe griego Odiseo (llamado Ulises por los romanos) viajó por orden de la diosa Circe al extremo occidental del mundo, hasta ls costas bañadas por el Océano, donde se hallaba la entrada al Hades donde moraban sin distinción todas las almas de los muertos (Odisea, principio del canto X, versos desde el  255 del canto XI y principio del canto XII). Hasta allí también conduce el diós Hermes (en su rol de conductor de las almas de los muertos hacia el mundo de los muertos, "Hermes Psicopompo") las almas de los pretendientes de Penélope, muertos por su esposo Ulises/Odiseo cuando finalmente regresa a Ítaca (canto XXIV de la Odisea).
Pero debido a que se considera que los primeros cuatro cantos de la Odisea (la "Telemaquia", cantos protagonizados por Telémaco, el hijo de Ulises) fueron compuestos con posterioridad, en esta "nueva" parte del poema se nos habla ahora de que en los confines occidentales del mundo también se halla el "paraíso" destinado a los héroes que se destacaron por sus hazañas y virtudes (como Menelao, el esposo de Helena): este lugar es la llanura Elisea o "Elysion", gobernada por Radamantys, quien en vida fuera hermano del rey Minos de Creta (ver Odisea, canto IV, versos 561 a 569). Como vemos la Odisea nos ofrece una idea ambivalente del extremo occidental del mundo, bañado por las aguas del Océano y morada de los muertos.
Hesíodo, poeta que vivió alrededor de un siglo después que Homero, también ofrese una dicotomía acerca del Más Allá: en su primera obra, la  "Teogonía" el mundo de los muertos es el Hades, donde está el Tártaro, habitado por Cronos y los Titanes (ver Teogonía, versos 717-733, 851), pero en su obra posterior "Los Trabajos y los Días" en el extremo occidental del mundo se encuentra la isla de los Bienaventurados, donde felizmente reina Cronos, y que es el destino de los héroes de las antiguas batallas, como la Guerra de Troya.
Finalmente, el poeta Píndaro (siglos VI-V a.C.) en su obra "Olímpicas" o "Epinicios" parece coincidir con las ideas más tardías de Homero y Hesíodo acerca del destino del derrotado padre de Zeus ya que nos dice que en el occidente, junto al Océano se encuentra la isla de los Bienaventurados, paraíso donde reinan Cronos y Radamantys, y hacia donde van a morar las almas de los héroes (como Cadmos, Peleo y Aquiles) y los justos (ver la segunda de las "Olímpicas" de Píndaro).
Como vemos, en la mitología griega más allá del Mar Mediterráneo, sobre las aguas del Océano (Atlántico) se encontraba tanto una entrada al Hades, como el dual destino del Titán Cronos (Saturno): su paraíso (Elysion o isla de los Bienaventurados) o su infierno (el Tártaro).

La Odisea también nos cuenta que luego del viaje de Ulises al Hades y su regreso a Eea, la isla de Circe, el héroe griego llega a la isla de la diosa Calipso, hija de Atlas, lugar supuestamente ubicado cerca del estrecho de Gibraltar (antiguamente llamado "las Columnas de Hércules"), y luego de permanecer siete años en esta isla, el héroe griego llegó al país de los feacios, que según diferentes datos descriptos en este poema épico, se encontraría en el extremo Occidental del Mar Mediterráneo, o en el Océano Atlántico, (para entender estas conjeturas, conviene leer la obra "Geografía" de Estrabón quien considera que Homero se refería a Iberia cuando narró estos episodios). Y se cree, por diferentes coincidencias de datos, que el país de los feacios de Homero fue la base que inspiró el relato de la fabulosa "Atlántida", de la que habló Platón en sus diálogos "Timeo" y "Critias" (aunque en la Odisea, Eskeria, la tierra de los feacios, no es mencionada en ningún momento como una isla).
Los corceles inmortales del héroe griego Aquiles, llamados Janto (o Xanto) y Balio, que fueron usados por él en la Guerra de Troya, eran hijos del Céfiro (dios del viento del Oeste) y de la arpía Podarga. Ésta los dio a luz "en una pradera junto a la corriente del Océano" (Iliada de Homero, c. XVI - 145). Ambos fueron regalados por Poseidón a Peleo, quién a su vez se los regaló a su hijo Aquiles, y una explicación de este mito la ofrecen, por ejemplo, Justino, en su Epítome a las obras de Pompeyo trogo (en el último capítulo, dedicado a Iberia, cuando habla de las yeguas de Lusitania), así como también Varrón, Plinio y Columela.
También se cuenta que Teucro, hermano de Áyax Telamón, luego de la Guerra de Troya fue a instalarse en Iberia, igual que Anfíloco en Gallaecia ( Estrabón, Justino...).


La Península Ibérica estaba habitada en la antigüedad (primera mitad del I milenio a.C.), por pueblos autóctonos, los iberos. Los fenicios fundaron colonias desde por lo menos el siglo XII u VIII a.C., por ejemplo Gadir (luego llamada Gadeira por los griegos, Gades por los romanos y actualmente Cádiz). Se cree que fueron los fenicios quienes denominaron por primera vez como "Ispania" a esta parte de Europa, y que en base a ese nombre luego los romanos la llamaron "Hispania". Una leyenda dice que la península recibió ese nombre de un hijo o nieto de Hércules llamado "Hispanus".
Los griegos llegron posteriormente y también establecieron colonias(segunda mitad del siglo VII a.C.), como Emporion/Emporiae (actualmente Ampurias). Los helenos llamaron "Iberia" a la península que actualmente se sigue denominando así.
Existe la leyenda, con basamento en datos históricos y restos arqueológicos de la antigüedad, de un reino o estado existente desde alrededor de 1.000 años a.C. en el Suroeste de la Península Ibérica: Tartessos, reino que se estima estuvo ubicado en la zona del bajo Guadalquivir (antiguo Betis) que habría gozado de un gran prosperidad durante algunos siglos, basada en la explotación y comercio de sus metales con los fenicios, pero que desapreció alrededor del año 500 a.C. Se conocen datos vagos y poco precisos de este reino y sólo algunos pocos nombres de reyes que lo gobernaron, como Gárgoris,  Habis y Argantonio.
Los celtas también habitaron Iberia (principalmente el Norte), y fundiéndose con los íberos formaron las poblaciones conocidas como "celtíberos".

La Península Ibérica, según la descripción que de ella hizo el geógrafo griego Estrabón en su obra "Geografía" (Libro III, principalmente).

Los romanos llegaron a fines del siglo III a.C. enfrentándose a los cartagineses que habían establecido colonias en Iberia, tierra a laque los nuevos colonizadores itálicos llamaron "Hispania".
Hispnia formó parte de los territorios conquistados por la República Romana y luego fue una provincia del Imperio Romano. (Hispania dio al Imperio Romano personlidades como: el filósofo Séneca, el poeta Lucano y los emperadores Trajano, Adriano y Teodosio I.

La provincia romana de Hispania estuvo primero dividida en tres subdivisiones, las tres primeras de esta imagen, a las que luego se les agregaron las dos últimas.



Tras la caída de Roma, los visigodos, pueblo germánico, fundaron un reino que logró unificar  toda la Península, perdurando su dominio por 200 años, pero a comienzos del siglo VIII, ésta fue invadida y casi totalmente conquistada por los árabes, que penetraron desde el Norte de África en el año 711 d.C.
Como respuesta a esta invasión, unos años después (718) nació en el Norte de Hispania, el Reino de Asturias, estado cristiano y de lengua latina, que se proclamó heredero del reino visigodo desaparecido tras la conquista árabe y musulmana.
En la zona de los Pirineos, bajo la influencia del Reino Franco, que estableció al Sur de esas montañas la Marca Hispánica, también surgieron estados cristianos a lo largo de ese siglo y el siguiente, como el reino de Aragón, el de Navarra y los condados catalanes, opuestos al dominio árabe.
Durante varios siglos estos reinos cristianos, más otros que surgieron luego como el reino de Castilla (1035) y el reino de Portugal (1139), llevaron a cabo la "Reconquista" de la Península avanzando hacia el Sur, proceso que concluyó en enero de 1492 con la toma por parte de los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (los Reyes Católicos) de Granada, último reino musulmán de la Península.
El proceso de la Reconquista significó el lento y progresivo avance de los reinos cristianos hacia el Sur peninsular, incorporando los territorios ganados a los distintos Estados árabes que sobrevivían y/o se iban transformando. Cuando la presencia árabe llevaba alrededor de 600 años, se libra al Sur de la Península la Batalla de las Navas de Tolosa (año1212), punto dei nflexión a partir del cual se inició la recta final de la Reconquista, recuperando los últimos territorios que aún resistían. Sólo sobrevivió hasta enero de 1492, (meses antes de los acuerdos entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos), el Reino Nazarí de Granada en el Sur de la actual Andalucía, el cual cayó ante el asedio de los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.


 


Ambos reyes se habían casado antes de heredar el trono y unificaron sus posesiones fundando un nuevo estado: el Reino de España.
A comienzos de ese mismo año 1492, Cristóbal Colón les propone alcanzar las Indias Orientales, en Asia, atravesando el Océano Atlántico (ruta no utilizada por los portugueses que viajaban allí doblando el Cabo de Buena Esperanza en el Sur de África), y finalmente los españoles llegan a América el 12 de Octubre de ese año.
Comienza la conquista de América por parte de los ibéricos: luego de los españoles, los portugueses llegan a las costas del actual Brasil en el año 1.500, donde establecen colonias.
La mayor parte de América queda bajo dominio de los reinos de España y Portugal, salvo las regiones dominadas por los ingleses (costas orientales de América del Norte, interior del actual Cnadá , Jamaica, etc.), los franceses (península del Labrador, Guayana Francesa, Haití y otras islas del Caribe) y los holandeses (islas del Caribe y Surinam).
Las colonias españolas (organizadas en cutro virreinatos: Nueva España, Nueva Granada, El Perú y Río de la Plata y cuatro capitanías generales: Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile) y el Brasil portugués se independizan a lo largo del siglo XIX, surgiendo así diferentes estdos englobados bajo el nombre de "América Latina", debido a la cultura y las lenguas (español y portugués) predominantes allí como consecuencia de la colonización de los reinos ibéricos.











★Lusitania (Sudoeste de Hispania), luego Reino de Portugal.
 Una antigua leyenda atribuye la fundación de la actual capital de Portugal, Lisboa (antiguamente llamada Ollissipona), al héroe griego Odiseo (llamado Ulises por los romanos), quien habría llegado a Iberia hacia el tramo final de su "Odisea" por todo el Mediterráneo).
Más arriba hablamos ya de los corceles divinos de Aquiles, Janto y Balio, nacidos en Iberia, según se conjetura por lo que cuenta Homero en la Ilíada y lo que Justino, Varrón, Plinio y Columela nos cuentan al hablar de la leyenda de las yeguas lusitanas fecundadas por el Céfiro.
Durante la época de dominación romana de la Península Ibérica, el territorio del actual Portugal componía parte de la región llamada Lusitania, una subdivisión de la provincia de Hispania.
Tras la conquista árabe comenzada en 711 d.C. surgieron en la península diversos reinos cristianos que emprendieron la Reconquista. Uno de ellos fue el reino de Castilla (nacido en el año 1035) del que se desprendió el reino de Portugal (en el ño 1139).
Durante la alta Edad Media, en Galicia (la antigua Gallaecia), al Noroeste de la Península Ibérica, se comenzó a desarrollar un idioma derivado del latín: el galaicoportugués (o gallegoportugués). Al Sur del río Miño, en el territorio del reino de Portugal,  este idioma tuvo un desarrollo diferente, y derivó en el actual portugués; al Norte de dicho río, derivó en el gallego, hablado en Galicia, región perteneciente a España.






★Italia desde la caída del Imperio Romano, hasta mediados del siglo XX.
Los sucesivos embates de los pueblos bárbaros provocaron la caída definitiva del Imperio Romano (de Occidente), con la exitosa invasión, y el consecuente saqueo de Roma (476 d.C) llevados a cabo por los hérulos, pueblo germánico, encabezados por su jefe Odoacro, quien depone a Rómulo Augústulo (último emperador) y se convierte en rey de Roma.
Los hérulos son reemplazados por los ostrogodos, también de origen germánico, quienes ocupan Italia y otras regiones. El Imperio Romano de Oriente, cuyo centro era la ciudad de Constantinopla, intentó desde el siglo VI reunificar los territorios del Imperio Romano avanzando hacia Occidente contra los dominios de los ostrogodos, a quienes derrotan. Pero si bien en un principio lograron parcialmente realizar su proyecto reunificador, éste fracasó después.
Los lombardos (pueblo germánico) se establecen en el Norte de Italia, donde fundan un reino que subsiste hasta ser sus territorios conquistados (por pedido del Papa de Roma) por el rey franco Carlomagno, quien los incorpora a su imperio en 774 (este rey es coronado emperador por el Papa en Roma en el año 800).
El centro de la Península Itálica queda bajo dominio de la Iglesia de Roma, desde donde los sucesivos Papas van proyectando su poder sobre los territorios circundantes (Estados Pontificios). El sur de Italia y la isla de Sicilia son ocupados por los normandos (vikingos), quienes fundan allí un reino.
Como consecuencia del demembramiento del Imperio Carolingio (estado de los francos, que, a grandes rasgos ocupaba los territorios de las actuales Francia y Alemania), la Germania (Alemania) se convierte en un reino (843) sobre el cual el rey germano Otón I el grande funda (en 962) el Sacro Imperio Romano Germánico, estado que proyecta su avance imperialista sobre Italia, suscitando su rivalidad con la Iglesia y su poder sobre parte de Italia.
Esta rivalidad genera dos posturas diferentes ante esta situación: los güelfos son los partidarios del Papa, y los gibelinos, del Sacro Imperio; ambas facciones se enfrentarán durante mucho tiempo en Italia.
Durante la baja Edad Media en el Norte de la península se van consolidando un mosaico de diferentes estados independientes, cuyo centro son las grandes ciudades italianas (Florencia, Venecia, Milán, Pisa, Génova), mientras que al Sur, el reino de Nápoles pasa a la órbita del Reino de Aragón.
Mientras tanto va naciendo el idioma italiano, lengua romance derivada del latín de sus antepasados romanos y / o latinos.




Durante los siglos XV y XVI Italia se convierte en el centro del "Renacimiento", etapa de gran florecimiento de las artes y las ciencias, que vuelven a tener un desarrollo como no lo tenían desde el fin de la Edad Antigua, teniendo justamente como modelo de inspiración a la antigüedad de Grecia y Roma.

David de Miguel Ángel, estatua de mármol de 1501-1504.


La Catedral de Milán.


Autorretrato de Leonrdo da Vinci.

"La Escuela de Atenas", de Rafael.

Como consecuencia del cisma luterano (1517), que produjo en el Norte de Europa la expansión de una nueva rama del cristianismo independiente de la Iglesia Católica, se inicia a fines del siglo XVI el período del Arte Barroco (que florecerá en el siguiente siglo) el cual sucede al Renacentista, buscando intensificar el poder del arte como apoyo y vía de difusión del mensaje de la Contrarreforma de la Iglesia de Roma.

"El Éxtasis de Santa Teresa" de Bernini.

"Apolo y Dafne", de Bernini.
"La Gloria de San Ignacio", de Andrea Pozzo (1690). Fresco de la bóveda de la Iglesia de San Ignacio, de Roma.
La italia subdividida en diversos estados independientes es invadida y conquistada por Napoleón Bonaparte (emperador francés), y unas décadas después de la caída de éste y su imperio (1814), finalmente llega la unificación de Italia, lograda en 1861, cuando se funda el Reino de Italia, cuyo primer rey es Victor Manuel I y cuya capital primero es Turín, y luego, a partir de 1870, Roma.
El reino perdura hasta que llega al poder el dictador Benito Mussolini (1922), líder fundador del fascismo, quien muere en 1945 (al finalizar la Segunda Gueerra Mundial).
Tras esta desastrosa guerra, en que Italia es derrotada, comienza la etapa republicana.


★La Galia, El Reino de Francia y la República resultante de la Revolución Francesa.

En el primer milenio a.C. el territorio actualmente ocupado por Francia estaba habitado por celtas y otros pueblos vecinos como los germanos y aquitanos.
Los romanos llamaron "galos" a los celtas y "Galia" al país habitado por éstos. En el año 58 a.C. Julio César conquista la región (hecho nrrado con profusión de detalles en los "Comentarios de la guerra de las Galias", obra escrita por el propio César). El líder galo Vercingétorix fue capturado y llevado a Roma.
De este modo la Galia Transalpina (existía la Galia Cisalpina, región del Norte de Italia ocupada por los galos), quedó incorporada a la República Romana y progresivamente romanizada.
El general y político conquistador de la Galia la describe como dividida en tres sub-regiones: la Galia Céltica (la Galia propimente dicha), la Aquitania y la Bélgica.
Durante el siglo III d.C. (época de gran crisis dentro del Imperio Romano) l Galia logró convertirse en un país autónomo ("Imperio Galo"), pero comenzó a ser reincorporda por el Emperador Claudio II el Gótico (emperador de 268 a 270). Su sucesor Aureliano (emperador de 268 a 270) logró completar la empresa.








Tras la caída del Imperio Romano diversas tribus germánicas, procedentes de la vecina Germania (al Este del Rhin) ocuparon la región (francos, godos, burgundios, etc.).
Se inpusieron entre ellos los francos, que fundaron un reino que bajo la dinastía merovingia (la primera) se fue consolidando, hasta convertirse en un imperio bajo la seguna dinastía (de los carolingios), cuya capital fue la ciudad de Aquisgrán (actualmente en el Oeste de Alemania).
El creador de este imperio fue el rey Carlomagno, coronado emperador en Roma en el año 800 y fallecido en el año 814. Carlomagno expandió su Imperio por el Este, conquistando territorios de Germania, por el Sur, incorporando la mitad Norte de Italia) y por el Oeste estableciendo la Marca Hispánica al Sur de los Pirineos, el la península Ibérica, para detener el avance de los árabes.
Su hijo Ludovico Pio (Luis el Piadoso) lo sucedió, pero los hijos de éste dividieron el Imperio: tras una batalla, el imperio fue repartido por el Tratado de Verdún (843)de la siguiente forma: a Carlos el Calvo le correspondió la parte Occidental, llamada "Francia Occidentalis"; a Lotario le correspondió la parte central,llamada "Lotaringia" y a Luis el Germánico le correspondió la parte Oriental, llamada "Francia Orientalis".
A grandes rasgos, Francia Orientalis fue el origen del reino de Francia, y Francia Orientalis (Reino de Germania) fue el origen de Alemania.
El idioma francés se desarrolló durante la Edad Media a partir del latín que se había instalado en la Galia (provincia romana). Pero esta lengua romance recivió una fuerte influencia de los pueblos germánicos que se instalaron en la región en los últimos tiempos del Imperio Romano y tras su caída (principalmente los francos, que acabarían dominando y dando su nombre al país).




En la baja Edad Media, Francia sostuvo una larga serie de conflictos (muchos de ellos bélicos) conocidos como la "Guerra de los Cien Años", la cual se originó en 1337 debido a las pretenciones al trono francés del rey de Inglaterra Eduardo III, nieto por via materna del rey de Francia, Felipe IV el Hermoso.
Durante la guerra los ingleses ocuparon e incorporron a su reino grandes regiones francesas.
Ya en el siglo XV, una joven francesa, Juana de Arco, encabeza un ejército que logra que los ingleses levantasen el sitio de Orleans. Juan también hace coronar rey de Francia a Carlos VII en Reims (1429).
Pero la "Doncella de Orleans" es capturada en el sitio de Compiegne, sometida a proceso y condenada a morir en la hoguera (1431). Los ingleses sólo retuvieron Calais, en el extremo Norte (hasta 1558). La guerra concluyó en 1453.








"El Rapto de ls Sabinas", obra del pintor neoclasicista francés Jacques Louis David.
Francia fue uno de los reinos que tras la Edad Media conquistó diversos territorios alrededor del mundo, en África, América del Norte, Oceanía, etc.).
Durante el siglo XVII, como consecuencia del Renacimiento, que se venía desarrollando desde hacía siglos en Europa, nuevas ideas florecieron en Francia e Inglaterra cuestionando profundamente el "statu quo", el antiguo y sofocante régimen monárquico (el absolutismo) y el rígido y arcaico poder de la Iglesia Católica y del cristianismo en general (la combinación de estos dos fuertes pilares del Antigua Régimen fue el reinado de "monarcas por derecho divino", es decir, dinastías que justificaban y sostenían su liderazgo absoluto sobre millones de personas en la posesión de una supuesta, o mejor dicho falsa, representación en la Tierra de la voluntad de Diós).  En Gran Bretaña, John Locke y en Francia René Descartes pueden ser considerados algunos de los primeros pensadores "revolucionarios" del siglo XVII cuyas ideas propiciarían el nacimiento de una nueva era.
El siguiente siglo fue donde se desencadenó el cambio. Efectivamente, el siglo XVIII es considerado "el siglo de las revoluciones", el "Siglo de las Luces", donde una verdadera revolución del pensamiento, el Iluminismo, llevado a cabo por la incansable y audaz labor de filósofos pensadores, políticos, etc., que impugnó y logró transformar las arcaicas estructuras políticas, religiosas y sociales y proclamó que la razón y no las supersticiones era el único camino hacia el conocimiento, la verdad y el progreso. Durante ese siglo, Rousseau, Voltaire, Montesquieu, son los principales nombres que "iluminaron" el mundo de la época. El Iluminismo y la Ilustración tuvieron a Francia como su epicentro desde donde las nuevas ideas se desparramaron por los alrededores de este país e incluso triunfaron en América.
La independencia de las Trece Colonias Inglesas en América del Norte (EE.UU.), y la Revolución Francesa son consecuencia de la explosión de estas ideas, tales como la división de poderes, la separación del Estado y la religión y la declaración de los derechos de todos los ciudadanos.
El reino de Francia sobrevivió hasta la Revolución Francesa (1789-1799), tras la cual el país se convirtió en una república. Napoleón Bonaparte, militar y gobernante francés que fue coronado emperador en 1814,  intentó convertir a Francia en un imperio paneuropeo, pero fue definitivamente derrotado en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815.





★La Dacia, posteriormente Rumania:
En la antigüedad, en el territorio que hoy ocupa Rumania, en el Noreste de la península de los Balcanes, se encontraba la Dacia, región habitada por los dacios y los getas, pueblos indoeuropeos de la familia de los tracios que habitaban al Sureste, siendo vecinos de los griegos.



Durante el siglo I a.C., bajo el reindo de Burebista (o Berebistas), Dacia se convirtió en un reino fuerte que logró rechazar las amenazas externas, unque tras la muerte de este rey, el reino se dividió.Su capital fue Sarmizegetusa.
En tiempos del primer emperador romano, Augusto, la región aún no había sido completamente incorporada al Imperio (solo la región del bajo Danubio y su desembocadura en el Mar Negro). El emperador destierra al célebre poeta romano Ovidio a la ciudad de Tomis (actual Constanza, en Rumania) donde éste refleja en sus obras las "Tristes" y las "Pónticas", el pesar y la nostalgia que ese castigo le produce, pasando su vida en un país lejano y "bárbaro".



Las Guerras Dacias (101-102 y 105-106) entre el Imperio Romano y la Dacia de Decébalo concluyeron con el suicidio de este rey en el año 106.
La Dacia fue conquistada por los romanos encabezados por el Emperador Trajano en el año 107 d.C.

La Columna de Trajano, de Roma, fue construída para conmemorar el triunfo de los romanos, encabezados por el Emperador Trajano, en sus guerras de conquista de la Dacia.


En la segunda mitad del siglo III el Emperador Aureliano decide abandonar la región (años 271, 272).
Durante la Edad Media se desarrollaron los principados de Valaquia (al Sur), Transilvania (al Noroeste) y Moldavia (al Noreste).
La unificción de estos territorios dio nacimiento al actual estado de Rumania.
En este país se habla el rumano, un lengua latina que nació a partir del latín que llegó a la región como producto de la conquista romana de la Dacia.
El nombre del país también tiene su origen en la incorporación de la antigua Dacia en el Imperio Romano: se llamaba "Romania" a los territorios dominados y romanizados por Roma, e incluso tras la división del Imperio en el año 395 de.C., la parte Oriental, más griega que romana (cuya capital era Constntinopla), siguió autodenominándose "Romania" y sus habitantes se consideraban "romanos".
Un mundialmente famoso personaje de la historia de Rumania es el Príncipe Vlad:
Vlad III (nacido como Vlad Drăculea), fue un Príncipe de Valaquia entre 1456 y 1462. Más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș), es actualmente un ícono nacional rumano por haber combatido durante su reinado el avance del Imperio Turco Otomano en los Balcanes y haber defendido el Cristianismo contra el Islam. Además inspiró al conde "Drácula", personaje creado por el escritor Bram Stoker aparecido en su obra de 1897.



Palatul Parlamentului, un impresionante palacio en Bucartest, la capital de Rumania:
El Palacio del Parlamento Rumano (en rumano: Palatul Parlamentului din România), también llamado "Palacio del pueblo", es un edificio de usos múltiples que alberga las dos cámaras de parlamento de Rumania. Se extiende sobre un área total de 350.000 m² y se ubica en la Ciudad de Bucarest.
Su construcción se inició en el año 1985 a instancias del presidente Nicolae Ceauşescu, bajo la dirección de la arquitecta jefe Anca Petrescu. Fue necesario el derribo de varios barrios de la parte alta de la ciudad con un total de doce iglesias, dos sinagogas, tres monasterios y más de 7.000 casas.
El nombre original era Casa del Pueblo (Casa Poporului), pero se le cambió el nombre tras la caída del gobierno socialista. No obstante, muchos rumanos lo siguen llamando Casa del pueblo.


Imágenes del "Palatul Parlamentului"(el Palacio del Parlamento), de Bucarest, la capital rumana:






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La difusión del cristianismo llevada a cabo por la rama romana de la jerarquización eclesiástica (la iglesia que se formó en Roma, diferenciada de otras como las asiáticas o la griega o egipcia), ayudó a continuar manteniendo e incluso a extender la influencia de la lengua romana o latina, el latín, en Europa, aunque, como hemos dicho, la cultura latina, incluyendo al idioma, sufrió cambios, transformaciones, producto de la combinación con otras culturas de las diferentes regiones donde había llegado a través del otrora imperio de Roma. Así surgieron nuevas lenguas, llamadas lenguas latinas o romances por tener como matriz, o tronco, al latín.


★Europa y América:
 
Cuando estos pueblos latinos, herederos e hijos de aquella antigua y primigenia latinidad, llegan a un nuevo continente, totalmente desconocido por ellos, al que en Europa se llama "América", esa segunda latinidad, la de los visitantes procedentes de Europa, se instala y se difunde por la mayor parte de este "Nuevo Mundo", donde se encuentra, se choca y se combina con los elementos de las culturas locales, las culturas de los pueblos prehispánicos de América.

★Primeros contactos legendarios entre Europa y América:
La Atlántida:
América ha sido relacionada con la leyenda de la Atlántida, isla gigante de tamaño continental, de la que habla el más famoso filósofo de la Antigüedad, Platón, en dos de sus Diálogos tardíos: el Timeo y el Critias (este último incluso es conocido también con el nombre de "La Atlántida"). Este país mítico habría existido más de 9.000 años antes de la Grecia Arcaica, hacia el Oeste de las Columnas de Hércules (antiguo nombre del estrecho de Gibraltar), en el Océano Atlántico. Los dioses Olímpicos habrían castigado a los habitantes de la isla, los atlantes, por su soberbia y degradación, provocando una serie de catástrofes que terminaron sumergiendo todo su territorio bajo las aguas oceánicas.
Las civilizaciones precolombinas más desarrolladas de América (Mayas, Aztecas, Olmecas, Totonacas, e incluso los Incas, Tiwanaku, etc.) guardarían un parentesco con los extintos atlantes o América misma habría inspirado esa antigua leyenda.
Una leyenda medieval, y por ende, anterior al año de la llegada de los españoles a América, contaba que un grupo de cristianos irlandeses del siglo V d.C. (época de la cristianización de la isla por San Patricio), se lanzaron a las aguas del Océano Atlántico en busca de una isla maravillosa (parte de la geografía de la mitología céltica de las Islas Británicas), llamada "Brasil", a la que arribaron finalmente y evangelizaron (no confundir con el arbol rojizo "Brasil" cuyo nombre dieron los portugueses a su colonia sudamericana); esa isla legendaria también tomó el nombre del monje irlandés que encabezó esa expedición: "San Brandán". De haber algún grado de veracidad en este relato, el mismo significaría el primer encuentro entre el continente europeo y un territorio americano.

★Hispania y América: ¿Un encuentro mucho antes que Cristóbal Colón?:
Una leyenda de por lo menos fines de la Edad Media contaba que los hispanos ya habían llegado a un archipiélago del Océano Atlántico llamado "Antillia" varios siglos antes que Cristóbal Colón: cuando los árabes musulmanes invadieron la Península Ibérica en 711 d.C. y derrotaron al último rey visigodo de Hispania, Rodrigo, conquistando casi todo el reino, tal situación obligó a un grupo de cristianos a huir de la península navegando en un barco por el Océano Atlántico, llegando así a "Antillia", tierra desconocida donde fundan siete ciudades.
En recuerdo de esa leyenda es que cuando los españoles llegan a las islas caribeñas de América, las denominan "Islas Antillas", nombre que hoy llevan las grandes y pequeñas islas que rodean por el Norte y el Este al Mar Caribe, en América Central.
De haber algún grado de veracidad en esa historia, los ibéricos habrían llegado al Nuevo Mundo casi 300 años antes que la también legendaria llegada del vikingo Leif Eriksson a la isla Terranova, en Canadá (1000 d.C.).
Este descubrimiento vikingo de territorios del Norte de América es muy probable debido a la cercanía entre éstos y la isla de Groenlandia, donde los nórdicos se establecieron en el siglo X d.C. con la llegada de Erik el Rojo, padre de Leif Eriksson: en el año 982 el marino y explorador vikingo de origen noruego Erik Thorvaldsson (950-1001), llamado «Erik el rojo» debido a que había sido proscrito de Islandia por el asesinato de varias personas, navegó hacia el oeste de Noruega descubriendo una enorme isla la cual llamó en idioma danés «Grønland» (en neerlandés: Groenland, en español: Groenlandia, y en inglés Greenland), cuyo significado en español es «tierra verde».

El descubrimiento históricamente documentado:
En enero de 1492 los reyes hispanos Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, derrotan al Reino Nazarí de Granda, último reino musulmán sobreviviente a la Reconquista de la Península Ibérica, dando así final a este proceso emprendido por los reinos cristianos desde principios del siglo VIII.
En abril de ese año, el italiano Cristóbal Colón llega a un acuerdo con los Reyes Católicos para emprender un viaje a través del Océano Atlántico con el fin de llegar a las Indias Orientales (Sudeste asiático) por una vía diferente a las controladas por los portugueses (quienes llegaban doblando el Cabo de Nueva Esperanza, en el extremo Sur de África).
Las tres naves españolas llegan al "Nuevo Mundo" el 12 de Octubre de 1492.

Los Reyes Católicos: Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.

Cristóbal Colón.


Los viajes de Cristóbal Colón a América.
A partir de la primera llegada de los españoles encabezados por Cristóbal Colón (quien realiza otros tres viajes más desde España a América), comienza la conquista del continente al que unos años después en Europa un geógrafo alemán denomina por primera vez como "América", en homenaje al explorador florentino Américo Vespucci, quien a diferencia de Colón, fue el primero que tuvo la certeza de que habían llegado a un nuevo continente.



Primera aparición del nombre "América" en un mapa alemán de principios del siglo XVI.

Juan Sebastián Elcano: primer hombre en circunnavegar la Tierra.


Los españoles conquistan la mayor parte del Nuevo Mundo, organizando sus dominios a lo largo del tiempo en cuatro virreinatos: el de Nueva España, el de El Perú, el de Nueva Granada y el del Río de la Plata, más cuatro capitanías generales: de Cuba, de Guatemala, de Venezuela y de Chile.
Todos estos territorios se independizan de España a lo largo del siglo XIX.
Los portugueses llegan a América en 1.500, fundando la colonia del Brasil, que se independiza también a comienzos del siglo XIX.

★Las Grandes civilizaciones de la América Prehispánica:
Cuando los españoles llegan a América, encuentran un continente habitado por pueblos "autóctonos" (aunque en realidad procedían de Asia, llegados hace miles de años antes de la Era Cristiana).
Entre la gran diversidad de pueblos que se extendía a lo largo y ancho de todo el continente, tres civilizaciones se destacaban especialmente por su gran desarrollo al momento de la irrupción de los europeos: los Mayas, los Aztecas (Mesoamérica) y los Incas (región andina de América del Sur).

La civilización Maya es una de las más antiguas entre las que florecieron en la América prehispánica (sus orígenes se remontan a alrededor de 1.500 años a. C.) y la que más tiempo perduró en pie, hasta sucumbir (aunque no definitivamente) ante los conquistadores españoles en 1697, tras más de un siglo y medio de iniciada la irrupción violenta de los europeos en tierras mayas.
La prolongada historia de este pueblo se divide en diferentes períodos, siendo el primero conocido como "Preclásico", a partir del cual comienzan a gestarse los rasgos fundacionales de su rica cultura (alrededor de 1.500 a. C. al siglo IV d. C.), dando paso luego al "Período Clásico"(de 320 a 987 d. C.) , la era de definición de las principales características  y del esplendor de la Civilización Maya sin haber sido influencida esencialmente por otras culturas foráneas.
Finalmente, luego de una etapa de marcada decadencia, se inicia el "Período Posclásico" (desde poco antes de  1.000 a 1.687 d. C. ), donde sí se produjo la llegada e influencia sustancial de una corriente inmigratoria que transformó distintos aspectos de la identidad Maya (conquista de los Toltecas procedentes del centro de México). Esta era se inicia insuflándole nueva vida a la derruida cultura Maya, pero tras varios siglos de desarrollo, sobreviene un período de luchas internas que acaba con la destrucción de la que entonces era la ciudad más poderosa (Mayapán), a mediados del siglo XV.
La división interna y una marcada decadencia en todos los aspectos sería la antesala del ocaso que sobrevendría  tras la llegada de los conquistadores españoles a la península de Yucatán (1527).

★Mayas: México y América Central:




★Los Incas:
Los llamados "incas" eran el pueblo que integraba un amplio imperio llamado por ellos "Tawantinsuyu", cuyo líder poseía el título y rango de "Inca", de donde procede el nombre que erróneamente se usa para denominar a todo el pueblo incorporado al imperio de los quechuas, la nación de donde éste surgió.
El Estado se expandió incorporando a distintos pueblos que se unieron a los quechuas bajo la cohesión llevada a cabo por las conquistas del imperio.
Este Estado abarcó una inmensa área de América del Sur, teniendo a Cuzco ("el ombligo del mundo") como su capital, desde donde partían y hacia la cual convergían diferentes caminos que conectaban todos los extremos del Imperio Incaico.
Cuando el Tawantinsuyu llevaba poco más de un siglo de desarrollo, vio su ocaso definitivo con la llegada de los conquistadores españoles a principios del siglo XVI, pero su pasado esplendor dejó innumerables huellas que deslumbran por su belleza y magnitud. Gracias a éstas, podemos percibir con claridad que el Imperio Incaico no ha desaparecido completamente, y que el otrora "imperio del sol" sigue irradiando su gran luz.

Machu Picchu, en Perú:



Líneas de Nazca, en Perú:


★Los Aztecas:
Los Aztecas o mexicas eran un pueblo que se había establecido en el Valle de México en el siglo XIII, procedentes del mítico islote de Aztlán, su país de origen (ubicado, se estima, en la zona centro-occidental de México, aproximadamente en los actuales estados de Michoacán o Nayarit), producto de su peregrinaje ordenado por el dios solar Huitzilopochtli.
Al arribar a la región debieron enfrentarse con sus predecesores, los chichimecas y los tepanecas, a quienes finalmente derrotan, imponiendo su autoridad en la zona del Lago Textoco, en cuya isla homónima fundan su capital Tenochtitlán (a mediados de la primera mitad del siglo XIV d. C.).
Como consecuencia del ambiente hostil, los aztecas se convierten en un pueblo guerrero que luego de un período de dominio enemigo, va formando todo un imperio que abarca gran parte de la Meceta Central (lrededores del Valle de México, en la cordillera Neovolcánica), desde la costa del Pacífico a la del Atlántico, llegando incluso a la región maya en América Central.
Dicho imperio ve interrumpido su desarrollo recién con la sorpresiva irrupción de los conquistadores españoles a comienzos del siglo XVI, cuando éstos invaden Mesoamérica y logran someter a todos los pueblos del Estado Azteca (entre 1519 y 1521), no sin la complicidad de otros pueblos de la región (como los tlaxcaltecas) que deseaban liberarse del dominio Mexica/Azteca.

Teotihuacán, México:





Civilización Azteca:





De esta combinación surge la tercera latinidad, la de los habitantes de América, que son latinizados, pero que no pierden todos los elementos de su identidad autóctona, sino que muchos de éstos, incluso gran parte de la población misma, sobrevive y mantiene vigentes sus características culrurales casi intactas.

Los llamados latinoamericanos son entonces la combinación de la cultura de la segunda edad de los latinos de Europa, con las culturas de los pueblos americanos originarios, nativos, por lo cual, son latinos por poseer ciertos elementos claramente latinos que constituyen su identidad. Pero por debajo de ellos se incluyen otros de origen puramente americano y de otros continentes como el africano (pues recordemos que cientos de miles de habitantes de África fueron traídos por los conquistadores europeos como esclavos y tanto ellos como sus descendientes se quedaron aquí pasando a convertirse también en americanos de las distintas Américas).




★Antiguas inscripciones latinas:









La latinidad general y global comprende así a los latinos primigenios del centro de la Italia antigua, a los pueblos medievales que habían sido latinizados durante la era imperial romana y que adquirieron rasgos propios tras esa etapa, pero conservando las raices latinas, y finalmente, la tercera edad de los latinos, forjada en el continente americano tras la llegada de esos pueblos latinos al Nuevo Mundo y la consecuente mezcla de éstos con los habitantes nativos y con los procedentes de otros continentes, principalmente de África.

Las diferentes latinidades que abarcan parte importante de Europa y América quedan incluidas bajo el arco de una sola latinidad que se extiende a lo ancho y largo del mundo y a través de los siglos de la Historia, desde más de 1.000 años a. C. hasta el día de hoy.

Retrotrayéndonos a lo dicho al principio, existimos en el mundo y adquirimos una identidad personal que es única e irrepetible, pero también poseemos otra que es colectiva y que compartimos con miles de personas que habitan la misma parte del mundo que nosotros y que forma una comunidad diferenciada dentro del conjunto total de la humanidad. Pertenecemos por esto a esa humanidad mundial, pero a su vez a un sub-grupo que comparte carcterísticas más específicas y esenciales.

Y según nuestra existencia en esta parte del mundo, el sub-grupo al que pertenecemos es la "Latinidad". Ella constituye nuestra identidad colectiva, compartida con miles y miles de personas de distintos países, las cuales poseen las mismas características de identidad generales que la región y el país que nosotros habitamos.

Formamos parte de la "latinidad", de esta latinidad actual del siglo XXI, que es heredera de las anteriores y que a su vez es heredera de elementos culturales y naturales no latinos, propios de las distintas regiones donde la anterior latinidad se instaló siglos atrás, y que son las regiones que actulmente nosotros habitamos, sumándose a ellos aportes de otras diferentes regiones del mundo.

Somos entonces conscientes de nuestra pertenencia, de nuestra inclusión dentro de esta gran familia antigua, milenaria e indescriptiblemente rica y valiosa. Y en ese valor inconmensurable encontramos la razón de ser conscientes de la identidad que poseemos.
Y poseer una identidad a la que valoramos profunda y firmemente, equivale a poseer un "ALMA".

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★El ALMA de los latinos.

Ser conscientes del valor, de la importancia de nuestro ser, tanto individual como colectivo, significa existir como entes poseedores de un "alma" interior que le insufla vida y luz al cuerpo que nos envuelve, nos constituye y nos hace existir.

Pero...¿Estamos hablando de esa alma inmaterial, metafísica, inmortal, que, según la antigua creencia sobrevivirá a la muerte física para ir a habitar otro mundo invisible e inalcanzble para los vivos?... Pues definitivamente NO.

Porque más allá de esa creencia mágica, religiosa, supersticiosa y no comprobada, que hasta ahora solo existe en la imaginación de quienes tienen fe en ella, y más allá de las certezas que revelan los conocimientos científicos acerca de toda la materia física que existe en el Universo entero, nos referimos a la visión humana, nuestra visión, del mundo real que percibimos con nuesros sentidos y nuestra mente, y a la idea que de nosotros mismos tenemos como parte de un grupo, existiendo en este mundo físico, real, percibido y compartido por todos los humanos.

Si bien se pone en duda, se discute o se niega la existencia de un alma individual, inmortal, inmaterial, metafísica, que habita el interior de nuestro cuerpo material y mortal, nos referimos a esa otra "alma", la que constituye nuestra identidad, la idea que de nosotros mismos tenemos como seres conscientes de su existencia e inclusión en el mundo real.

Y esa alma existe independientemente de toda creencia religiosa, supersticiosa o fantasiosa, y más allá de los conocimientos científicos que poseemos sobre la realidad material.

Esa alma, nuestra alma, existe porque somos conscientes de su existencia, y esa existencia está fuera de todo cuestionamiento porque ella equivale a nuestra propia existencia. Si existe nuestra alma es porque exisitimos nosotros. Nosotros construimos nuestra propia alma, le damos un lugar en el mundo real al ser conscientes de nuestra autodefinición como seres reales.

Poseemos nuestra alma, nuestra identidad, porque la heredamos y a su vez la conservamos y la enriquecemos nosotros mismos. De este modo, poseemos un alma porque "nos la ganamos", nos la merecemos, por nuestro afán de no ignorarla, no perderla y no desvalorizarla.

Es decir que posee alma quien desea y decide "ganársela" o construirla, o quien considere que la posee desde su origen y decida vivir de acuerdo a la certeza y consciencia sobre su valor, y que de ese modo viva su experiencia de vida en el mundo considerándose un ser con alma y no un ser vacio, carente del valor de una identidad propia.

Entonces es una certeza incuestionaable que, por un lado, poseemos un alma interior, identificada con nuestra mente, donde reciden nuestros pensamientos y nuestra memoria, nuestra alma individual, única e irrepetible, pero además poseemos otra alma, el alma colectiva, que es nuestra identidad como grupo cuyos miembros comparten un conjunto de características propias.

La primera alma influye en la segunda, pero (y es de vital importancia ser conscientes de esto), la segunda influye enormemente en la primera, porque del valor que le otorguemos a nuestra identidad "familiar", dependerá enormemente el valor que le otorguemos a nuestro propio ser, a nuestra propia vida.

El alma colectiva, la identidad familiar de una comunidad de personas influye y enriquece al alma individual, porque ésta se percibe incluida en un gran "tesoro" en cuyo brillo ve reflejado el brillo de su propia existencia, de su propio ser. La riqueza, el brillo, la luz del alma de un pueblo es el producto de la unión de cada alma individual que contribuye a mantenerlo vivo a través de los tiempos. Y cada alma individual se mantiene viva y adquiere su autoestima gracias al calor que irradia el conjunto familiar, grupal, que le insufla vida y le da un significado, una explicación, un sentido a su existencia particular.

Por todo esto, podemos estar seguros de que más allá de nuestra existencia real como seres físicos, mortales, perecederos, que ignoran si poseen una existencia futura posterior a la muerte, somos, en cambio, indudablemente poseedores de un alma que existe porque la recibimos de nuestros ancestros, la conservamos, la cuidamos, la valoramos y somos firmemente conscientes de su valor, y de nuestro propio valor como poseedores de ella.  Y esto nos convence de que no somos seres vacíos cuyas vidas no tienen razón de ser, y cuya existencia en el mundo carece de poder de influencia y trascendencia a través del tiempo y de las distancias físicas del mundo, sino que al contrario, estamos incluidos dentro de un conjunto cuya riqueza cultural ha trascendido a trvés de los siglos y de las más extensas distancias geográficas.

No somos seres destinados a caer en la autodestrucción incitada por la sensación de crisis de identidad, de sentido existencial, pues como conjunto familiar, nos considermos poseedores de un valor y un significado inmenso e inigualable.
Un ser "vacío" (que se siente así), es proclive o vulnerable de caer en la degradación, en ser quien la ejecute sobre sí mismo, porque se halla desorientado, sin rumbo en el borrascoso mar de la realidad mundial. Pero un ser consciente de un alma que llena su interior y que le da un sentido, una explicación y un valor a su existencia, es un ser que navega esos difíciles caminos, portando una brújula que siempre le indica de donde viene y hacia donde debe ir.
Como latinos, poseemos un alma de oro que es eterna, inmortal, nacida hace miles de años atrás y que se mantiene viva gracias a la energia que emana de nosotros mismos, de nuestro propio SOL, el Sol de nuestra cultura, de nuestra identidad común.

Porque nuestra familia, nuestro grupo, que es la latinidad, brilla e irradia su luz como un enorme y eterno Sol que nos llena interior y exteriormente de vida y nos da un alma que representa el inefable valor de nuestra existencia.

Día a día podemos honrar y beneficiarnos de ese inmenso tesoro que poseemos porque, de hecho, siendo latinos, lo hacemos diariamente en forma consciente o inconsciente, porque nuestra "alma", nuestra identidad, es una herramienta fundamental de la que hacemos uso diariamente, momento a momento, para vivir y sin la cual seres débiles y confundidos.

Los latinos de todo el mundo no podemos desviarnos del privilegiado lugar donde nuestra herencia milenaria nos ha puesto y no podemos cometer el error de considerarnos seres vacios, cuya existencia carece de un significado , sino que debemos ser conscientes de que poseemos y encarnamos un inmenso tesoro dorado, que resplandece eternamente como el Sol. Porque la consciencia de nuestra identidad y la riqueza de nuestra cultura es nuestro Sol, "el Sol de los Latinos".

La Madre Tierra, en un relieve del Ara Pacis Augustae.


Inti: el diós del sol de los incas.

Pirámide maya de Kukulkán, en Chichén Itzá, México.
El dios solar Huitzilopochtli, uno de los principales del panteón azteca.
El "ojo del diós Sol" en la cúpula del Panteón, templo romano dedicado a todos los dioses.

El "Panteón de Agripa", de Roma (siglo I antes de Cristo), dedicado a todas las divinidades.

El diós Helios/Sol, en un mosaico romano.

El diós grecorromano Helios/Sol.