viernes, 29 de julio de 2011

Un maravilloso mundo de dioses eclipsado por las religiones monoteístas actuales.


En este mundo actual, la idea de diós, de su existencia, ha quedado relegada para muchas personas a ser una ilusión propia de quienes se niegan a aceptar una realidad regida por leyes físicas que explican la existencia de todas las cosas, las cuales prescinden totalmente de toda intervención divina para nacer, ocurrir y manifestarse. Las ciencias ofrecen una explicación más fehaciente del por qué de la vida y el mundo y no cabe un solo espacio en sus mapas, sus planos o siquiera entre un átomo y otro o en algún rincón del Universo para el refugio oculto de alguna forma de vida deífica, espiritual o fantasmal cuya existencia no pueda ser explicada por las leyes físicas de la naturaleza.
Y para quienes sí creen en Diós o en algún otro ser o forma de vida sobrentural parece no haber otro consuelo que esperar a encontrar las respuestas a sus preguntas o la confirmación a sus certezas no compartidas por otros, en el misterio de una supervivencia posterior a la muerte física; es decir que si existe algo más de lo que vemos, lo sabremos luego de morir, sin poder comunicarlo a los que continúen vivos, garantizando y explicando así la perpetuidad de tales incógnitas y la falta de pruebas irrefutables que las esclarezcan.
Las grandes religiones que ofrecen amparo y respuestas a millones de seres humanos sobre la Tierra sobreviven a pesar de las luces de las ciencias que dejan al descubierto la falsedad de su interpretación supersticiosa del mundo y la vacuidad de sus promesas, no sólo por la necesidad de las personas de aferrarse a la ilusión de que hay un motivo oculto y sagrado por la que debemos llevar esta existencia llena de vicisitudes que sólo así se justificaría, sino principalmente por la necesidad de aquellos que han hecho de las religiones la columna que sustenta su poder o la fuente proveedora de su riqueza.
Por esas razones se comprende la vigencia, saludable en muchas partes del mundo, de arcaicas, retrógradas y obsoletas religiones originadas, según lo que revelan las investigaciones de distintas disciplinas científicas, en hechos falsos e inexistentes.
El ser humano siempre deseó encontrar respuestas a sus preguntas acerca del maravilloso y complejo mundo que lo rodeaba, y sobre su propio ser, y desde la prehistoria esas respuestas se encontraban en la idea de la existencia de seres divinos que se encontraban "detrás" de los hechos perceptibles por los sentidos, los fenómenos de la naturaleza.
Si actualmente gracias a las religiones monoteístas como el cristianismo y el Islam sobrevive la idea de un solo diós creador y gobernante de todo el Universo, para otras religiones que aún hoy gozan de millones de seguidores como el hinduismo existen muchos dioses. Y precisamente ésta era la creencia más popular en todas las civilizaciones antiguas en la edad de la historia anterior a la difusión de las grandes religiones monoteístas.
Según las creencias politeístas, cada fenómeno natural y cada elemento que formaba parte importante de la vida de las personas hallaban su explicación y la ayuda que demandaban en la existencia de un panteón de dioses que regían el Universo y cada parte que lo componía, en un orden donde los roles divinos estaban especificados y estratificados ya que cada diós tenía su función especial y un nivel jerárquico propio.
Tal era la cosmovisión de las grandes civilizaciónes que dejaron una huella imborrable en la historia de la humnidad, como la griega y la romana, e incluso la religión momoteísta del antiguo pueblo hebreo (actualmente religión de los judíos), de la cual derivan cultos monoteístas como el cristianismo y el Islam, fue en sus orígenes más remotos (intencionalmente no registrados en la Biblia) también politeísta.
Las dos civilizaciones más influyentes del mundo occidental, la Grecia y la Roma antiguas fueron, como dijimos, politeístas hasta la difusión de la fe de Cristo, la cual tuvo éxito por haber sido elegida por los emperdores romanos como el elemento que podía darle cohesión al tan dilatado y atomizado imperio y como la religión que debía imponerse sobre los millones de personas eliminando la infinidad de sus cultos paganos, los cuales en muchos casos eran independientes del poder estatal. Pero la Biblia también conquistó a las masas debido a la nueva concepción del mundo que ofrecía, a un lenguaje más solemne con el cual transmitía sus preceptos y al carácter innmaculado y hierático de su constelación de personajes santos, todo lo cual se diferenciaba sustancialmente de los ritos, las prácticas y el conjunto de terrenales y semi-terrenales personajes mortales e inmortales de los cultos populres impregnados y desgastados por los vicios de sus fieles y los sacerdotes que los administraban.


El diós griego Zeus, el Júpiter romano, era el rey de todos los dioses.



Altar de los Doce Dioses. Encontrado en Gabii, cerca de Roma, es un altar de la Roma Antigua que representa a los Doce
Dioses principales del panteón greco-romano (Júpiter/Zeus, Juno/Hera, Minerva/Atenea, Venus/Afrodita, Marte/Ares, Apolo, Diana/Artemis, Mercurio/Hermes, Neptuno/Poseidón, Vulcano,/Hefesto, Ceres/Demeter, Vesta/Hestia.


Ruinas del templo dedicdo al diós romano Saturno en Roma. Este dios, originalmente el Cronos griego, era el padre de los dioses del Olimpo Zeus y sus hermanos.

El diós Dionisos, llamado Baco por los romanos. Inventor del vino y divinidad del desenfreno producido por la liberación de los instintos naturles reprimidos por la civilización y el orden. Su culto imponía rituales en los que las mujeres "enloquecían" y se volvían bestias incontrolables.
La diosa griega Demeter, la Ceres romana de la agricultura y la fertilidad de la tierra. su culto incluía rituales orgiásticos seccretos prcticados sólo por los iniciados.
Afrodita, la diosa griega del amor y la belleza, llamada Venus por los romanos, junto a su hijo Eros (el Cupido romano) y el diós Pan.
Antes de la imposición de la cruz como el único e incuestionable camino por el que debía marchar el mundo de Europa y el Mediterráneo, gran parte de esta área del mundo estaba regido por una multitud de dioses grecorromanos que tuvieron allí su época de gloria y esplendor, los cuales a pesar de haber sucumbido en el ocaso del paganismo, siguen vigentes a través de las eternas huellas que dejaron en la litertura, la arquirectura, la escultura y en la cultura en general, porque tanto sus nombres como los elementos que integraban sus respectivas esferas de influencia sobrevivieron, por ejemplo, en los idiomas occidentales que se hablan actualmente estando presentes en forma disimulada y transfigurada pero claramente perceptible.


El monte Olimpo, morada, según la mitología, de los dioses.

El panteón de Agripa en Roma (construido en el s. I a. C.). Antiguamente un majestuoso templo dedicado a rodos los dioses, aunque luego convertido en una iglesia por los cristianos.
Este marvilloso panteón  griego y romano de dioses que ocuparon alguna vez el lugar que hoy ocupa Jehová, (el dios judeo-cristiano), la virgen, los santos, Alá, (el diós musulmán), Mahoma su profeta, etc., etc., y aunque quizá no haya tenido ni tenga la altura y solemnidad espiritual que posee esta  galería de personajes sagrados adorados en la actualidad, y aunque tal vez su función de ser respuestas a las cuestiones que suscitan los hechos de la realidad hoy más que nunca adquieren un cáris fabuloso, lúdico, irrisorio o perteneciente a un género literario de ficción y  fantasía, dada la calidad, la riqueza y la belleza que contienen ellos y su mundo, merecen ser recordados y homenajeados por quienes de una u otra forma, siendo conscientes o sin sospecharlo, somos sus hijos y herederos. Y no sólo por estas razones merecen ser reconocidos y retornar triunfantes a las mentes y los mundos de hoy, sino también por su vigencia en el mundo actual, la cual es evidente más alla de ser ignorda por muchos y que además es mayor a la que xualquier de nosotros pueda imaginar.
Gaia (Gea) era la diosa griega que representaba la tierra, Era llamada Tellus o Terra Mater por los Romanos.

Representación del dios de la guerra Ares, llamado Marte por los romanos, para quienes era uno de sus dioses principales por ser padre de Rómulo, el fundador de Roma.



Heracles, para los griegos, Hércules para los romanos: semidiós hijo de Zeus/Júpiter y la mortal Alcmena, fue el máximo de los héroes que realizaban las hazañas escritas en los poemas épicos.
Las nueve musas, diosas ligadas al diós Apolo inspiradoras de las artes y dadoras del talento de qienes las practicaban.
La quimera era un ser divino con forma de león con una cabeza de cabra que emergía del lomo y cola de serpiente. Fue muerta por el héroe griego Belerofonte.

Los dioses grecorromanos reyes del mundo de los muertos: Hades y Perséfone (Plutón y Proserpina para los romanos).

Ruinas del templo de Cástor y Pólux en Roma. Ambos gemelos, hijos del diós Zeus/Júpiter y una reina mortal, Leda, eran adorados como dioses por griegos y romanos.


Helios era el diós del sol de los griegos, llamado Sol o Sol Invictus por los romanos. Fue el diós preferido del emperdor Constantino I antes de que éste se convirtiese al cristianismo.

La diosa de la luna Selene, llamada Luna por los romanos y herman del diós del sol Helios/Sol.

Constantino I el Grande. Este emperdor que reinó de 306 a 337 d. C. fue el primero que abrazó el cristianismo y eligió esta religión como la única que debía imponerse sobre todos los habitantes del Imperio Romano.

Emperador Teodosio I el Grande, quien declaró en 380 d. C. al cristianismo religión oficial del Imperio Romano.

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